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Jesús Serrera

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PP-Ciudadanos, los enemigos cercanos

Como en las tramas de suspense, en este camino hacia las nuevas elecciones generales el enemigo está más cerca que nunca. No hay mucho que rascar fuera del segmento ideológico propio de cada partido. Si el PSOE bastante tiene con frenar la sangría que le amenaza por la izquierda de Podemos e Izquierda Unida, el PP solo puede crecer, mejorar sus opciones de conservar al poder, si recupera al hijo pródigo que se escapó con los votos rumbo a Ciudadanos, al que ya ha señalado como su principal enemigo en la campaña. El partido de Albert Rivera defiende su espacio y su talante abierto en la búsqueda de fórmulas para la estabilidad política y para sus intereses de cada momento. Aquí y allá, con unos o con otros y con flexibilidad de maniobra, de la oposición al refuerzo gubernamental, o al revés. Hasta en el Ayuntamiento de Santander, donde propició que Íñigo de la Serna repitiera en la Alcaldía y luego nunca ha discutido su gestión, Ciudadanos intenta ahora sacar un poco las uñas y exhibir discurso propio.
Ciudadanos Santander ya ha había decidido marcar distancias con el PP más o menos cuando comenzó a verse como inevitable la nueva convocatoria de elecciones, pero la oportunidad se la ha brindado el pasado fin de semana el alcalde De la Serna cuando se fue hasta Menorca para criticar el pacto de gobernabilidad alcanzado por Albert Ribera y el socialista Pedro Sánchez durante la corta y fallida XI Legislatura. Ese es el lema esencial del PP en esta precampaña, al que recurren incluso los que gobiernan con el apoyo de Ciudadanos, como el propio De la Serna o la presidenta madrileña Cristina Cifuentes.
La réplica dolida en Santander corrió a cargo al portavoz del partido naranja en la Corporación, David González, con alusiones a la corrupción que inunda el PP y a su incapacidad para generar empleo. Nada hay muy fuerte en esa polémica, pero ha sido el primer encontronazo mediático desde que en las elecciones de mayo de 2015 el PP se quedó a un concejal de la mayoría absoluta (13 de 27) y gobierna con el apoyo de los dos ediles de Ciudadanos.
Habrá alguna colisión más en la travesía hacia el 26-J, con un único pleno municipal por el camino, a finales de este mes, y todavía sin orden del día. Ciudadanos, ya con grupo municipal propio por cortesía del PP, se siente liberado para airear su autonomía política y sus diferencias con el equipo de gobierno en asuntos tan dispares como el reglamento de los agentes de movilidad, la gestión del CEAR de Vela o la peatonalización de la calle Cervantes.
¿Ruptura de la alianza municipal? Seguramente no, sobre todo por el aborrecimiento mutuo que se profesan Ciudadanos y todos los demás grupos de la oposición, muy visible durante los once meses de la presente legislatura. Pero nunca se sabe: ahí está el acuerdo recién alcanzado en Granada para desalojar al alcalde del PP. Por el momento, De la Serna ya tiene descontadas –como pasajeras– las turbulencias electorales con Ciudadanos y está más pendiente del conflicto interno que divide a los dos concejales de Ganemos.
En el Parlamento, los dos diputados de Ciudadanos han fluctuado más en el voto que sus compañeros en el Ayuntamiento de Santander, pero en las últimas semanas han transitado desde un discurso nítido de oposición, por ejemplo con el rechazo rotundo al convenio de patrocinio del Racing, a una mayor cercanía al Gobierno regional.
En el debate de las ayudas a los ganaderos, el diputado Juan Ramón Carrancio, siempre contemporizador, se mostró inusualmente agresivo con el PP, al que afeó que pretendiera hacer daño al Ejecutivo. Y ahora, con gran cabreo de populares y podemitas, Ciudadanos presta su apoyo al Ejecutivo para el vertido de las basuras guipuzcoanas en Meruelo, mediante el poco edificante trato saldado con el cese de la directora general de Economía, Inmaculada Valencia.
La reubicación estratégica, el cambio de papeles, la toma de distancia entre los ideológicamente más próximos, agita el tiempo preelectoral en Cantabria. Los cuatro grandes partidos nacionales se disponen a entrar de nuevo en liza. Entre otros factores, está en disputa el reparto del voto del PRC de Revilla, que renuncia otra vez a las urnas pero no a su rol protagonista en la pugna. El Debate sobre el Estado de la Región, en el pórtico de la campaña, retratará las estrategias y posicionamientos de cada partido.
También el resultado de las urnas, la fórmula de gobernabilidad que salga adelante en España, por la derecha o por la izquierda, puede tener repercusión en Cantabria. Hasta ahora, Podemos ha sido el aliado externo del Gobierno en los momentos importantes, pero uno de sus tres diputados, Alberto Bolado, acaba de amenazar muy enfadado con romper la baraja.
Bien. Ciudadanos también puede jugar en el futuro ese mismo papel de soporte del Ejecutivo en minoría. A los dirigentes de coalición PRC/PSOE, siempre tan prácticos, les da más o menos lo mismo uno que otro y de vez en cuando lo dejan caer. A sus 17 diputados sólo les falta uno para apuntalar el Gobierno.

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Crónica, opinión y análisis de la actualidad. Con todas las voces, sin acompañamiento instrumental

Sobre el autor

Bilbao. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad del País Vasco. En El Diario Montañés desde 1982. Subdirector. Sobre este blog: Crónica, opinión y análisis de la actualidad. Con todas las voces, pero sin acompañamiento instrumental. Se agradecen las sugerencias para mejorar el repertorio.


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