Las grandes firmas internacionales de moda como Celine, Lanvin o Yves Saint Laurent se han lanzado esta primavera-verano a la alegría, con el deseo de alejar el pesimismo que nos invade. Así que brillará el color por las calles. Lo dicen las revistas y lo afirma Alber Elbaz, el diseñador israelí-americano que crea para Lanvin. Un genio. Fundada en 1890, la casa francesa ha tenido entre sus talentos a Claude Montana. Bueno, después de esta incursión en el sueño de la moda vuelvo a la realidad. Carla Royo-Villanova veranea desde hace años en la casa familiar de Santoña. Leo en su Facebook que recomienda el «marmitako, guiso cántabro con bonito y patatas. Yo le añado un poco de cilantro y una salsa casera picante», explica. Lo nunca visto u oído. Ese guiso se llama en Cantabria, como todo el mundo sabe (todo el mundo), marmita de bonito. Que hay que vocearlo, porque el lenguaje gastronómico también se contamina. Hay platos regionales ante los que no se puede ceder, que cualquier día al cocido montañés le llamarán ‘pote’ montañés. Al tiempo. Entre las novedades gastronómicas está un helado de gintonic que prepara el cocinero cántabro Pedro García Sarabia. Dicen que es una delicadeza digna de un rey. Después de comer, tomarse un gintonic y fumarse un buen habano es digno del maharajá de Kapurtala.